"El Cobijo de Rubén"

Hola Rubén. Te he venido a ver y no estás. Me ha venido a la cabeza aquella vez que hablamos, te dije que me sentía mal por lo que estabas pasando y te quedaste unos pocos pero interminables segundos callado, me miraste y me dijiste que ya no tenías por qué hacer la cama.

Deseaba verte porque quería contarte algo que me es difícil comentar aquí fuera, en la selva, como tú dices. Quiero decirlo a alguien con la mirada limpia, la tuya. Aquí fuera, está de moda el buenismo, la solidaridad, pero en el fondo todo se mide en euros, se asocia ineludiblemente empleo y dedicación (¡como si tú no te dedicaras a cosas, estando sin empleo!), se mezcla éxito y mérito, se confunde valía con triunfo.

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Jopa! Pues me apena un montón no verte. No por ti, sino por mí. Sé que tú ya has decidido tu vida, y con esa convicción, tan íntima, has sido capaz de limpiar tus ojos, examinarte, seguir adelante hasta que el cuerpo aguante, sin dudas, aceptando, asumiendo tu nuevo rol. Yo estoy al límite y puedo volver a dormir junto a ti.

Daría todo lo que tengo por llegar a la serenidad que tú ya posees. De eso quería hablarte. De que esa serenidad puede llegar a ser mayor teniendo un hogar real, pues estamos realizando una campaña para que la gente salga de la calle.

Nota del autor, Daniel Marin, un emprendedor sin techo. Su talento es el foto-periodismo.

Si deseas que Rubén salga de la calle y yo no vuelva a ella puedes realizar un donativo en la cuenta que firma este artículo con el título “Cobijos”. Gracias por adelantado.

Nota desde la asociación Emprendedores Sin Techo

Puedes realizar una donación para ayudarle a traves de la cuenta bancaria de la asociación Emprendedores Sin Techo: IBAN No ES78 0081-1699-53-0001058408

Gracias!