Los Cuatro Puntos Cardinales de la Conciencia

Escrito por Francisco Limonche Valverde, con las aportaciones de Daniel Sandoval y Cris Cervantes.

De seguro no hay nada más inoportuno que perder el norte en el momento que más precisa y urgente resulte la orientación; sin embargo, suele ocurrir así. En especial cuando acontece algún acontecimiento inesperado, que se presenta de manera brusca e inclemente.

El norte como sentido y anhelo profundo de vida, al tiempo que camino que conduce al cálido retorno del alma, una vez esta se hace consciente de la existencia.

El norte a la luz de la conciencia conduce al amor. Es a la vez meta y sendero. Somos amor y de amor hemos de dar cuenta al finalizar el recorrido. Olvidarse de ello es olvidarse de la vida misma.

Tener esto en consideración y aplicarlo no resulta nada fácil; implica decisión profunda y disciplina sentida.

La vida se torna en ocasiones dura, en especial para las personas en situación de calle. Ni siquiera se hace preciso vivir en ellas para sentirlo así. No obstante, aún de mayor dureza resulta para cualquiera sobrevivir sin dar sentido o propósito a todo cuanto se nos vaya presentando.

El norte como sentido y anhelo profundo de vida, al tiempo que camino que conduce al cálido retorno del alma, una vez esta se hace consciente de la existencia.

El norte a la luz de la conciencia, conduce al amor. Es a la vez meta y sendero. Somos amor y de amor hemos de dar cuenta al finalizar el recorrido. Olvidarse de ello es olvidarse de la vida misma.

Tener esto en consideración y aplicarlo no resulta nada fácil; implica decisión profunda y disciplina sentida.

La vida se torna en ocasiones dura, en especial para las personas en situación de calle. Ni siquiera se hace preciso vivir en ellas para sentirlo así. No obstante, aún de mayor dureza resulta para cualquiera sobrevivir sin dar sentido o propósito a todo cuanto se nos vaya presentando.

Sólo temo una cosa, no ser digno de mis sufrimientos.
— Fyodor Dostoievski

Esta cita de Dostoievski mantuvo a Víktor Frankl en la confianza del sentido durante los más de tres años de infierno, en los cuales sobrevivió a varios campos de exterminio nazis, incluidos Dachau y Auschwitz.

Viktor Frankl pudo haber evitado ser detenido. Ya era un reputado neurólogo y siquiatra en Viena cuando los nazis apresaron a sus padres y esposa. A él se le ofreció un salvoconducto, que no aceptó, para seguir la suerte de los que amaba.

Pudo sin embargo salir con vida de los hornos de la muerte. Le mantuvo con vida el propósito que dio a la misma en el infierno de la industria del exterminio.

El cordón de plata que le mantuvo a salvo resultó paradójicamente el sentido que al tiempo dio a su muerte, ante la inminencia del inevitable desenlace, al acecho durante cada segundo de cada día de cuantos estuvo a merced de sus carceleros.

Apenas traspasar las alambradas y descubrir el horror que le aguardaba tomó dos resoluciones desde lo más profundo de su corazón: se concedió a sí mismo la libertad de anticipar lo que iba a sentir llegado el momento y decidió no odiar a quienes iban a ser sus asesinos.

Su norte fue el amor y por amor hacia sí y los demás continúo en la vida. No obstante, el infortunio le tenía otra terrible y desgarradora sorpresa. El 27 de enero de 1945 las tropas soviéticas liberaban el campo en el que se encontraban tanto él como su esposa, pero en el tumulto de los prisioneros, ella murió aplastada por la multitud.

Viktor Frankl desarrolló con posterioridad la logoterapia, método de sanación a través del logos, la palabra hablada y escrita. Dejó además uno de los libros imprescindibles sobre la grandeza humana: el hombre en busca de sentido. Por favor, leerlo. No es difícil de localizar en Internet. 

La palabra comunicada señala el este, sol que amanece y da vida. Lo hace desde el primer rayo dorado de la mañana al atardecer de sosiego cuando tan sólo son precisas las miradas.

La palabra como espíritu que se transforma en materia. Comunicarse es uno de los actos de voluntad que goza de mayor alcance. Por ello su uso debe de ser impecable. Por favor, no utilicéis la palabra en vano y menos aún para ofender u ofenderte; ser condescendiente o lastimar a tus semejantes.

El oeste indica el ocaso y recuerda que hasta el final la vida es el bien más preciado a proteger. 

Resulta de tal brevedad la duración de esta que malgastarla en lamentos transforma en mochila de piedra el liviano peso del alma.

Todos somos peregrinos pertrechados de equipaje, de mayor o menor volumen. Unos caminamos a Santiago; otros hacia la Meca o quizás al oriente; pero la mayor parte lo hacemos al interior de nosotros mismos. Ese es el camino y no conviene distraerse en las ocurrencias que le acompañan.

El sur por último es la base sobre la que asienta todo. El sur así se establece desde la confianza, la fe, ya en uno mismo, en la vida o en el propio Dios.

La Tierra que nos sostiene y alimenta; de seguro que no nos va a engullir a menos que anhelemos el agujero. Hace como unos veinte años leía el escrito de un doctor chileno, Dr. Seperiza, que comenzaba su escrito sobre el arte del buen pensar, con la frase: Dios mío, no te pido que aligeres mi carga, sino que me des fuerza para sobrellevarla.

Es verdad que el Covid 19 nos está sometiendo a una enésima prueba. Te pido de nuevo por favor, que busques primero en ti, sin olvidar lo pragmático de solicitar ayuda a aquella ONG o entidad que te acoja; de igual manera que lo hagas con cualquier semejante cuando sea preciso. No olvides que no existe sobre la Tierra un solo ser humano que no sea necesario. La urdimbre de este mundo la conformamos todos, desde quien aparenta mayor brillo, a quien alarga la mano reclamando el debido respeto y ayuda de los demás. 

Daniel Sandoval, Homeless Entrepreneur colombiano, comenta sobre esto: hay que luchar por no perdernos a nosotros mismos. Lo que sigue a continuación es su testimonio.

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 Daniel Sandoval

 Los seres humanos entrelazamos nuestros puntos cardinales de existencia; con el paso de los años estos lazos se doblan se resquebrajan, se enredan y algunos se rompen. 

Todo depende del amor y la naturaleza que cada uno atesore en su interior. En la actualidad vivimos en una sociedad totalmente diferente a las vivencias del pasado o finamente similar en algunas áreas... 

Estar en la calle abre mil puertas a nivel espiritual y de conciencia, pero siempre teniendo una buena visión respecto de la situación.

Después de afrontar los dos años más difíciles de mi vida, me he dado cuenta de que nuestro cuerpo y nuestras emociones reflejan la naturaleza del alma.

Enojados, defraudados, derrotados nuestra alma alza la voz y el corazón se aleja. Para cubrir la distancia debe de gritar y así poder escucharse. 

Mientras más enojados estemos, más fuerte tendremos que gritar para ser capaces de escucharnos a nosotros mismos, a través de una gran distancia.  

– ¿Qué sucede cuando dos personas se enamoran? Ellos no se gritan, sino que se hablan suavemente. Sus corazones se encuentran muy cerca. 

La distancia entre ellos es muy pequeña y no hay necesidad de gritar. Con el tiempo el amor verdadero ni siquiera habla, solo susurra y se hace cada vez más próximo para escuchar, para sentir, para vivir...

Cris Cervantes, Responsable de Salud de Homeless Entrepreneur, añade lo siguiente:

A menudo decimos que las personas pierden el norte cuando no saben qué hacer ni cómo comportarse. Así encontramos a las personas sin hogar cuando acuden a nuestra asociación. Devolverles su sentido y misión de vida, la brújula y orientación de esta, son algunos de los propósitos que nos marcamos desde el departamento de salud.

Os dejo por último dos citas adicionales, válidas para cualquier creencia o agnosticismo.

  1. La primera es sobre el afán y la ansiedad (Mateo 6)

  2. La segunda es un resumen gráfico de los cuatro puntos cardinales de la conciencia.

MATEO 6, BIBLIA VALERA 1960

El afán y la ansiedad

25. Por tanto os digo: No os afanéis por vuestra vida, qué habéis de comer o qué habéis de beber; ni por vuestro cuerpo, qué habéis de vestir. ¿No es la vida más que el alimento, y el cuerpo más que el vestido?

26. Mirad las aves del cielo, que no siembran, ni siegan, ni recogen en graneros; y vuestro Padre celestial las alimenta. ¿No valéis vosotros mucho más que ellas?

27. ¿Y quién de vosotros podrá, por mucho que se afane, añadir a su estatura un codo?

28. Y por el vestido, ¿por qué os afanáis? Considerad los lirios del campo, cómo crecen: no trabajan ni hilan;

29. pero os digo, que ni aun Salomón con toda su gloria se vistió, así como uno de ellos.

30. Y si la hierba del campo que hoy es, y mañana se echa en el horno, Dios la viste así, ¿no hará mucho más a vosotros, hombres de poca fe?

31. No os afanéis, pues, diciendo: ¿Qué comeremos, o qué beberemos, o qué vestiremos?

32. Porque los gentiles buscan todas estas cosas; pero vuestro Padre celestial sabe que tenéis necesidad de todas estas cosas.

33. Mas buscad primeramente el reino de Dios y su justicia, y todas estas cosas os serán añadidas.

34. Así que, no os afanéis por el día de mañana, porque el día de mañana traerá su afán. Basta a cada día su propio mal.

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